biografía
el charango
Instrumentos
El Charango
SU ORIGEN Y EVOLUCIÓN
Una de las culturas indígenas más importantes fue Tiahuanaco, núcleo fundamental de la cultura colla-aimara, ubicado en una parte del altiplano boliviano. En Tiwanaku se desarrolló una cultura con conocimientos sobre arquitectura, literatura, pintura y, sobre todo, música en su sistema pentatónico o pentamodal. Esta música era ejecutada inicialmente en instrumentos de viento, que acompañaban sus cantos. Según el célebre cronista Felipe Guaman Poma de Ayala, en sus notas se refiere a un instrumento hecho con barro cocido o madera ahuecada al que llamaban Pututu, precursor de las quenas, sicus y otros.
Cuando los españoles llegaron al nuevo mundo, encontraron una civilización en los habitantes de estas tierras que, junto a su cultura, costumbres y tradiciones, adoraban a sus dioses. Hubo largos años de lucha tenaz y resistencia a la imposición, hasta que finalmente se produjo un fenómeno de simbiosis entre la cultura española traída por los conquistadores y la cultura nativa de los pueblos oprimidos. Se creó una mezcla de costumbres y creencias, en la que parte de la lengua, la música, las fiestas, etc., mostraron la supervivencia del alma primitiva.
ORIGEN DE LOS INSTRUMENTOS DE CUERDA
Se tiene referencia de que uno de los primeros instrumentos de cuerda nativos fue el «Konkota», relacionado con el origen y la evolución de la vihuela de mano, un pequeño instrumento de cinco y seis cuerdas introducido en América por los inmigrantes europeos atraídos por los ricos yacimientos de plata de Potosí. Esta ciudad, considerada en ese entonces la más poblada de la región con más de 160,000 habitantes, fue donde la vihuela de mano tuvo su mayor difusión. Además, llegaron ritmos como la polca austriaca, que derivó en el chamamé correntino, y la tonadilla o petenera española, que derivó en la zamacueca, zamba o marinera, entre otras danzas. Estos ritmos provocaron a veces el remedo y otras la fusión con lo autóctono, y el pueblo se encargó de adaptarlos con sus raíces y costumbres.
EL CHARANGO: SU ORIGEN Y EVOLUCIÓN
Existen testimonios sobre el origen y la evolución de este pequeño instrumento que tiene similitudes con la vihuela de mano. Los hábiles artesanos de las provincias de Chayanta y Bustillos, específicamente en las poblaciones de Colquechaca, Ocurí, Pocoata, San Pedro de Buena Vista, Caripuyo, Uncía y otras ubicadas en el norte del Departamento de Potosí, Bolivia, lo transformaron en un instrumento similar con su propio sistema de cuerdas y ejecución, con una forma y características distintas. En ocasiones, lo llamaron «Chayancu» por su origen en la región de Chayanta, y más tarde se le llamó «Ch’ajwacu» por su carácter bullicioso en el dialecto quechua. Finalmente, derivó en la palabra «charanga» y, finalmente, en «charango». Este instrumento tuvo su mayor difusión en estas regiones, ya que después de la conquista, los españoles erigieron el templo de San Miguel de Uncía, donde se celebró una de las primeras festividades religiosas del Alto Perú, hoy Bolivia, aproximadamente en 1565. Sin embargo, ya en 1535 se había celebrado el primer oficio religioso en Paria, la primera población fundada en el Alto Perú, ubicada a 17 kilómetros de la actual ciudad de Oruro. Durante estas celebraciones religiosas oficiadas por los curas que llegaron con los conquistadores, el pueblo celebraba con bailes y cantos, adorando a sus dioses y ejecutando instrumentos de viento, cuerda y percusión.
Todo este proceso está respaldado por testimonios que dan cuenta de estos hechos, como las sirenas charanguistas (sirenas tocando pequeñas vihuelas) esculpidas en la portada de San Lorenzo, Potosí, cuya construcción data del año 1547 y su reconstrucción en 1728, cuando se esculpieron dichas figuras. También se menciona la portada de Salinas de Yocalla, ubicada en el mismo departamento, esculpida en 1748 con características similares (ver «El Charango» de Ernesto Cavour Aramayo, publicado por Ediciones Cima, quien además cuenta con un museo propio de instrumentos recogidos en la extensa geografía de Bolivia, y «Historia de la Música Boliviana» de Atiliano Auza León, publicado por Ediciones).
SU FABRICACIÓN
En la fabricación de los primeros charangos se empleaban las siguientes piezas: una caja con tapa fabricada en madera laminada, que influía en la calidad de la resonancia y en la cual se fijaba el puente que sujetaba las cuerdas; un mango o brazo en el que se incrustaban la cejuela y los trastes hechos de alambre laminado; y la cabeza, donde se fijaban las clavijas que sujetaban las cuerdas, las cuales en ese entonces eran hechas de tripa de animal.
La calidad de la madera laminada utilizada en la fabricación de este instrumento determinaba su resonancia. Se empleaban diferentes tipos de madera, como el naranjillo, najna, laurel, ituchuriqui, aitachi y otros. Los hábiles artesanos también lograron fabricar la caja y el mango en una sola pieza, ahuecando la caja de resonancia para obtener un menor espesor y así lograr un buen sonido.
En cuanto al caparazón de quirquincho, el Maestro Rigoberto Rojas, conocido artísticamente como «Tarateño Rojas», cuenta en sus memorias que un anciano de 80 años le dijo que un nativo ideó fabricar un charango utilizando el caparazón de un quirquincho muerto y disecado, ya que abundaban en la región. Después de darle forma al caparazón, este fue unido a un brazo y, al colocar la tapa de madera, se amarraron las cuerdas de tripa de llama, logrando así una tonalidad diferente. Con el tiempo, esta variante se generalizó debido a la belleza de su acabado y se consideró novedosa y única en este tipo de instrumentos de cuerda.
SU EJECUCIÓN
Este instrumento cordófono, creado y difundido por los campesinos del norte potosino, tiene su propia estructura musical en cuanto a la afinación. Se dice que existen más de 100 formas de afinación, de las cuales se practican algo más de diez modos. Algunas de estas afinaciones son mauli-quinsa, temple-diablo, falso, transportado, natural y otros. Cada una tiene sus propias características y surgen en distintas provincias de Potosí, Sucre, Cochabamba y La Paz. La pulsación de los acordes es propia e independiente en cada formato de afinación. El rasgueo de las cuerdas es una característica distintiva de este instrumento y se distingue de cualquier otro en América. Se utiliza una técnica llamada «ka lampear» para rasguear en todas las cuerdas, alternando con breves pulsaciones independientes.
SU DIFUSIÓN
El charango boliviano se difundió desde el Alto Perú, hoy Bolivia, hacia otras regiones y países de América y Europa. La explotación minera era el sustento de la economía, y los indígenas transportaban la carga a lomo de animales en caravanas, mientras ejecutaban sus instrumentos nativos como el charango y la quena. Con el paso del tiempo, esta expresión se extendió de pueblo en pueblo, llegando incluso a la zona sur andina de la República del Perú.
El escritor peruano Ricardo Palma menciona en su obra «Tradiciones Peruanas» escrita entre 1872 y 1906, que la difusión del charango en el Perú se produjo antes de la llegada del ferrocarril en 1889. También el escritor argentino Carlos Vega, en su libro editado en Buenos Aires en 1946, menciona que la presencia del charango boliviano en la República de Chile se debe a que la región del norte formaba parte del territorio boliviano hasta la guerra de 1879, cuando fue arrebatada, dejando parte de su cultura y tradición. Además, las frecuentes visitas de artistas bolivianos al norte chileno contribuyeron a la difusión del charango en esa región.
El charango se difundió en Bolivia de manera tal que en 1910 se realizó el Primer Concurso de Charanguistas en la ciudad de Cochabamba, donde el maestro Alberto Navarro ganó el primer premio, según lo publicado por el poeta Juan de Dios Shingler Romero. En 1925, Benjamín Alejo publicó un libro titulado «Bolivia en el Primer Centenario de la Independencia» donde hace referencia al charango como un instrumento de cinco órdenes de cuerdas dobles de tripa de animal, extendido entre quechuas y mestizos. Era un hábito natural dentro de las costumbres campesinas y mestizas de los departamentos de Potosí, Chuquisaca, Oruro, Cochabamba, La Paz y parte del suroeste del departamento de Santa Cruz, Vallegrande y sus alrededores.
Transformaciones en el cordaje y el diapasón del instrumento.
Si bien el charango nace con una encordadura hecha de tripa de animal, como la llama, chivo o cerdo, a las que se les daba un tratamiento especial para calibrar y darles la dureza necesaria para la tensión requerida, más adelante se emplean cuerdas de acero de fino calibre que emiten un sonido mucho más brillante. Sin embargo, debido al rasgueado intenso y fuerte con el que se tocaba, reventaban fácilmente y tenían una vida útil muy limitada. Posteriormente, se adoptan cuerdas de piolín de plástico utilizadas en la pesca, y con el avance de la tecnología surgen las cuerdas de nylon de varios grosores técnicamente calibrados. Del mismo modo, también se transforma la construcción del brazo conocido como diapasón. Inicialmente, iban incrustados los trastes de alambre laminado, que más tarde fueron reemplazados por unos hechos en bronce, junto a la cejuela y el puente hechos de hueso, y posteriormente de plástico. Estos cambios permitieron un mejor desplazamiento del ejecutante en la entorcha. En los charangos primitivos, se regulaban las cuerdas con unas clavijas hechas de madera dura, finamente labradas. Con la llegada de las clavijas metálicas, se obtuvo una mejor precisión en el afinado. Todos estos cambios mencionados anteriormente ocurrieron a mediados del siglo XX.
Maestros ejecutantes.
Bolivia, siendo la cuna del charango, ha tenido a los mejores ejecutantes en sus más diversos estilos de interpretación, aunque la historia musical solo los ha registrado parcialmente debido al descuido de las autoridades e instituciones en llevar un registro de intérpretes. A continuación, mencionaremos a los maestros que conocieron y practicaron las distintas formas de usar los templetes o registros, estilos de ejecución, rasgueado (kajlampeado) y el punteado, así como el aporte que hicieron en su difusión. Comenzaremos por nombrar a los intérpretes que nacieron en la región de la cuna del charango, Potosí:
1. Wilfredo Loredo: Nació en el pueblo de Colquechaca, provincia Chayanta, el 12 de octubre de 1925. Conocido como el «Príncipe Charango» por su amplio conocimiento sobre los secretos de la afinación, fue uno de los primeros en ejecutar el charango en distintas poses y formas. También fue integrante de varios grupos.
2. Bony Alberto Terán: Nació en Caripuyo, provincia Alonso de Ibáñez, el 14 de mayo de 1948. Hijo de un hábil charanguista, heredó las diversas formas de afinar, kajlampear y ejecutar este instrumento en distintas modalidades.
En importancia, le sigue:
3. Eddy Navia: Nació el 6 de septiembre de 1949 y es considerado uno de los primeros en incursionar en la ejecución instrumental del charango como solista, interpretando obras clásicas de la música universal.
En Chuquisaca, el departamento donde se encuentra la capital de la República de Bolivia, Sucre, hubo influencia de las regiones del norte potosino. En las poblaciones de Yotala, Tarabuco, Yamparaez, Zudañez, Villa Serrano, Villa Tomina, Padilla y otros pueblos, se difundió la práctica y construcción de los charangos. Recordemos a:
1. Mauro Núñez: Nació en Villa Serrano el 15 de enero de 1902. Fue un hábil ejecutante y constructor de varios tipos de charangos. Su aporte invalorable se resume en la creación de distintos timbres o tonalidades con los que formó su famosa «Charangología».
2. Los Hermanos Moisés, Jesús y José Gutiérrez: Sobrinos del maestro Núñez, impusieron un estilo característico en sonido y modo de ejecutar debido al sistema de construir sus propios instrumentos.
3. Florencio Oros: Nació en Sucre en 1938. Fue uno de los pocos ejecutantes instrumentistas con acompañamiento que empleaba cuerdas metálicas en un instrumento con el que obtenía un sonido brillante y sonoro.
4. William Ernesto Centellas: Fue uno de los primeros maestros en diversificar sus interpretaciones. También se suman Celestino Campos, Gerardo Pareja y otros que formaron parte de esa corriente de maestros chuquisaqueños.
En La Paz, sede del Gobierno Boliviano, hubo buenos ejecutantes de charango, pero lamentablemente la historia fue ingrata con estos pioneros maestros que formaban grupos musicales en las primeras décadas de 1900. Algunos de ellos son:
1. «Mago del Charango» Jorge López, popularmente conocido como el «Chojñi López», quien paseaba nuestra música en escenarios internacionales junto al conjunto «Los Sumak Huaynas».
2. Julio Rendón.
3. Tito Yupanqui.
4. Humberto Flores: Nació el 20 de enero de 1931 y preservó la forma indígena de ejecutar el charango. Fue uno de los primeros en llevar nuestra música, vestimenta e instrumentos nativos a escenarios de América y Europa, formando el dúo «Los Wara Wara» junto a Pepita Cardona.
5. Ernesto Cavour: Nació el 9 de abril de 1940 e integró el conjunto «Los Jairas». Es un intérprete de reconocida trayectoria internacional y dedicó años a la investigación de este instrumento. Posee una de las colecciones más completas del charango.
En Cochabamba, en la extensa región del valle alto y bajo cochabambino, el charango encontró intérpretes hábiles en crear varios estilos de interpretación. Algunos de los maestros más importantes son:
1. Tarateño Rojas: Rigoberto Rojas, nacido en Tarata en 1921.
2. Julio Rocabado: Nació el 9 de enero de 1931 y fue un hábil intérprete de un estilo muy personal.
3. Gregorio Vargas: Nació en 1927.
4. Julio Lavadenz.
5. Walter Camacho.
6. Alfredo Coca.
7. Fernando Torrico.
8. Jorge Alvarado.
9. Rene Gamboa: Uno de los más expertos fabricantes de instrumentos de cuerda.
En Oruro, también hubo destacados intérpretes como Alejandro Cámara, Wilfredo Torrico, Hugo Argote, Santiago Pardo y Romulo Caitano. Entre estos cultores, también hubo maestros que viajaron a Europa y las Repúblicas de China y Rusia, integrando las revistas de espectáculos «Fantasía Boliviana» y «Bolivia Andina».
Damas y niños ejecutantes del charango:
El arte musical en Bolivia, al menos desde la revolución cultural que se propició primero con la vigencia del primer corso infantil auspiciado por el Círculo Cultural Ateniense en la capital del Folklore de Bolivia y la creación del conjunto paceño «Los Jairas» en los primeros años de la década de 1960, junto con la formación del primer conjunto femenino de zampoñas «Las Kory Majthas» de Oruro y la creación de los primeros festivales de música nacional, fueron los centros culturales donde incursionaron niños, señoritas y jóvenes que promovieron la participación de la juventud boliviana, incorporando sus cualidades artísticas con la formación de grupos musicales polivalentes. De estas actividades surgieron notables ejecutantes del charango como Zulma Yugar, Luzmila Carpio, Rosario Peredo, Martita León y otras.
Maestros fabricantes:
Resumimos por departamentos a los más importantes:
En Sucre: Mauro Núñez, Daniel Pimentel, Delin Sandagorda, Gerardo Patzi, Raymundo Espada.
En Potosí: Los hermanos Félix y Víctor Ojeda.
En La Paz: Isaac Rivas, los hermanos Rodríguez, Sabino Orozco, Luciano Mancilla, Pedro Fernández.
En Cochabamba: Isidoro Rodríguez, Rene Gamboa, los hermanos Hermosa, Miguel Pañoso.
En Aiquile: Isidoro Rodríguez, Ángel Grageda, Víctor Pérez.
En Anzaldo: Pedro Veizaga, Crecencio Pardo.
En Oruro: Encarno Coca Bolívar, Ramón Acalla.
Uno de los principales festivales del charango se realiza en la localidad de Aiquile, en el departamento de Cochabamba, donde anualmente se reúnen notables maestros ejecutantes y fabricantes de este instrumento. Este evento tiene lugar a fines del mes de octubre.
El 17 de enero de 2004, la población de Villa Serrano presentó el Charango más grande del mundo, construido en una sola pieza con diferentes clases de madera. Sus características son las siguientes: mide 6,13 metros de largo por 1,13 metros de ancho y pesa aproximadamente 500 kg. Es un instrumento sonoro diez veces mayor que un charango normal y lleva varias figuras esculpidas en la caja, tapa, diapasón y clavijera. Fue construido como un tributo especial al maestro Mauro Núñez Cáceres, quien nació en esa localidad. Este Charango Serranense figura en el libro de los Récord Guinness del año 2004.
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Alfredo Solíz Béjar
Director y Conductor
Pentagrama del Recuerdo.com
Una gran historia