biografía
Victor Jimenez Garcia
Músico y Compositor
Victor Jimenez Garcia
Víctor Jiménez García fue un reconocido músico y compositor boliviano, nacido el 28 de julio de 1910 en la provincia Jordán, Cliza, en el Departamento de Cochabamba. Sus padres fueron Cirílo Jiménez y Lorenza García.
Desde temprana edad, mostró interés por la música y a los diez años ingresó a la academia de música Teofilo Vargas. En 1925, compuso su primera obra musical, la danza quechua titulada «Hijos del Sol».
Además de su pasión por la música, también se desempeñó como profesor en varias instituciones educativas. Sin embargo, en agosto de 1933, fue convocado para unirse al contingente de soldados que iba a la guerra del Chaco. Durante su tiempo como prisionero, demostró su habilidad como pianista al unirse a la orquesta del casino militar del ejército paraguayo en Asunción. Permaneció en esta orquesta hasta junio de 1936, cuando fue liberado. Al regresar a Bolivia, se estableció en la ciudad de Oruro, donde trabajó como profesor en diferentes escuelas y coordinó actividades musicales en varias emisoras. También incursionó en el deporte del tiro al blanco y participó en competencias a nivel nacional.
Víctor Jiménez se destacó en el campo de la composición musical, escribiendo las melodías de varios himnos escolares en colaboración con destacados poetas como don Javier del Granado, Noel Maricia Carvajal, Enrique Sánchez Narváez y José Encinas Nieto, entre otros. Compuso más de 200 obras musicales, entre las que se destacan la suite andina «Uru», «Evocación India», «Jatun Kolla» y «Sinchi Cari». También creó numerosas cuecas como «Quejas del Alma», «Esperanza», «Liceo Dalence», «Recuerdos de amor», «Crueldad», «Tarijeñita», «Muñequita» y «Resignación». Otras composiciones notables incluyen los huayños «Como el agua para una flor» y la canción escolar «Kantutita mía». Además, se destacan los bailecitos «Júrame el Cariño», «Vidrierita de cristal», «Fantasía del bailecito» y «Prisionero de amor», así como las polcas paraguayas «Carretero peregrino» y «Cuévo lindo». No podemos olvidar sus taquiráris «Muñeca de cristal» y «Vamos Peladínga», así como sus villancicos «Cunita de paja», «Estrella de oriente pastores de belén» y «La sagrada familia».
Víctor Jiménez García fue un maestro con una vocación innata, respetuoso, honesto y comprensivo con aquellos con quienes compartía las aulas o los escenarios artísticos. Supo despertar el placer y el gusto por la música en sus alumnos, haciendo que sus lecciones fueran gratificantes. Su labor fue ampliamente reconocida por diversas instituciones. Lamentablemente, falleció a los 89 años el 30 de octubre de 1999 en la ciudad de Cochabamba, dejando un valioso legado en la música boliviana. Su partida fue lamentada por todos aquellos que reconocieron su talento y dedicación.
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Alfredo Solíz Béjar
Director y Conductor
Pentagrama del Recuerdo.com