biografía
Saya
Carnaval de Oruro
Saya
La danza de la Saya es uno de los bailes afro-bolivianos. Este baile surge como resultado del inhumano tráfico de esclavos africanos hacia el Nuevo Mundo. La explotación de mano de obra barata negra reemplazó sistemáticamente a la población indígena, que sufrió un genocidio moral en todas sus formas de crueldad. La separación de las personas de color de su tierra natal y de sus familias, con el pretexto de ser «civilizados» y «más cultos», dio origen a una gran masa de seres humanos que continuaron llegando incluso en la época republicana para la explotación de las ricas minas. Estos individuos, acostumbrados a vivir en tierras cálidas, no soportaban las bajas temperaturas del altiplano boliviano ni las duras y largas jornadas de trabajo en las minas. Aquellos que lograban sobrevivir a este trato abusivo escapaban a las zonas cálidas de los yungas en el departamento de La Paz. El instinto musical que esta raza lleva en su sangre fue una forma de mitigar las duras jornadas de explotación y sufrimiento, y contribuyó a la creación y difusión de diversos géneros musicales en toda América.
La Saya es una danza negra ritmada que se ejecuta con tamboriles, cajas, guanchas, timbales y requintos. Al mismo tiempo, los danzantes entonan sus característicos cantos, con un solista al que la tropa de negros responde con un estribillo. La coreografía de la Saya se realiza en filas de uno, portando los instrumentos y realizando movimientos uniformados y cadenciosos de cintura. En esta danza, también participan las mujeres, algunas de ellas cargando niños en la espalda.
El personaje del Caporal tiene un papel destacado en la Saya. Es el hijo del patrón de la hacienda, fruto de la relación entre la hija primogénita de un esclavo y el patrón mismo. Durante su crecimiento, se le prohíbe tener relaciones con personas de su propia raza, y cuando llega a la edad de procrear, lo hace para el patrón. El padre lo prepara durante su crianza para ayudarlo a controlar el trabajo y la convivencia familiar, evitando así una posible revuelta de los esclavos. El Caporal se convierte en el capataz de la tropa de esclavos y controla el trabajo. Siendo hijo del patrón, tiene autorización para vestir con pantalón, blusa con grandes volados en las mangas, chaqueta, botas y un sombrero grande para protegerse del sol abrasador. Además, porta un enorme látigo para someter a sus hermanos de raza.
En cuanto a la vestimenta de los danzantes, llevan sencillas blusas de colores y una faja en la cintura que sujeta los pantalones, que generalmente son de color blanco. Bailan descalzos.
Los primeros conjuntos que dieron a conocer estas características surgieron en los pueblos de los Yungas de la ciudad de La Paz. Uno de los primeros conjuntos en la capital del folklore boliviano fue el Centro Tradicional Folklórico «Negritos del Pagador», fundado el 12 de noviembre de 1956. Le siguieron el Conjunto «Negritos Unidos de la Saya» y el «Conjunto Negros Centralistas».
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Alfredo Solíz Béjar
Director y Conductor
Pentagrama del Recuerdo.com