Miguel Angel Valda Paredes

Miguel Ángel Valda Paredes fue un músico y compositor boliviano nacido el 8 de mayo de 1885 en Sucre. Desde temprana edad, demostró un gran sentido musical y una extraordinaria memoria, lo que le facilitó aprender a tocar varios instrumentos. Fue alumno destacado del colegio Pontificio de San Cristóbal, donde llevaba con orgullo la beca roja que identificaba a esa prestigiosa institución.

Su interés por la música lo llevó a salir los domingos a las afueras de la ciudad para observar las fiestas campesinas. Gracias a su habilidad para escribir música con facilidad, pudo copiar las canciones ejecutadas por los músicos locales, llegando a coleccionar casi un millar de canciones. Esta experiencia le permitió desarrollar su capacidad de transcribir musicalmente.

En 1901, a la edad de 15 años, se convirtió en alumno del maestro Manuel Caballero, quien le enseñó piano, guitarra y flauta. Con su preparación y habilidades musicales, Valda formó parte de la Orquesta de la Catedral, bajo la dirección del célebre maestro Lorenzo Andreoti. Durante la celebración de la «fiesta grande» en honor a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Chuquisaca, participó junto a los mejores músicos y voces de la ciudad que conformaban la filarmónica de Sucre.

Se cuenta una anécdota en la que el maestro Simeón Roncal, director del coro alto de la Catedral Metropolitana de Sucre, encontró una partitura cerca del órgano al finalizar un evento. Al revisarla, se dio cuenta de que era su cueca número 3, pero aún sin nombre y que él mismo no había escrito. Durante mucho tiempo, se preguntó quién había escrito esas líneas, hasta que se descubrió que fue su joven discípulo Valda, quien vivía frente a la casa del maestro Roncal y había estado copiando sus obras sin que le faltara una sola nota. Este hecho sorprendió al maestro Roncal, y así nació una estrecha amistad entre los dos, a pesar de la diferencia de edad de 15 años.

Miguel Ángel Valda ingresó a la Universidad de Chuquisaca y se graduó como abogado. También desempeñó funciones administrativas como munícipe y juez de partido en lo penal. Durante la época de oro de la música boliviana, se reunió con otros destacados músicos y compositores, formando un grupo de primera línea conocido como los «5 Grandes Compositores»: Simeón Roncal, Miguel Ángel Valda, José Lavadenz, Telmo Solares y Belisario Zárate.

Valda fue el compositor de cuecas como «Sed de amor», «Marquesita» y «Rosas y violetas», con letras del poeta Rafael García Rosquellas, las cuales fueron estrenadas por el Coro de Sucre. También colaboraron en el aspecto literario los poetas Octavio Campero Echazú, Enrique Reyes Barrón, Nicolás Ortiz y Ramón Chumacero.

Además de su labor como compositor, Miguel Ángel Valda también se destacó como músico y creador del cuarteto de cuerdas Valda en Sucre. También formó varias Estudiantinas, grupos musicales compuestos por estudiantes, en la ciudad. Sus partituras originales fueron editadas bajo el título «Música Folklórica Nacional de Bolivia» por la imprenta de la Universidad de San Andrés en La Paz.

La vida de Miguel Ángel Valda estuvo marcada por su dedicación al arte y su búsqueda de hacer del arte una experiencia completa. En una época en la que las expresiones musicales del pueblo no eran valoradas, sus producciones, junto con las de su maestro Roncal, fueron discriminadas de los programas de conciertos, siendo reemplazadas por arreglos de oberturas de ópera y valses de Strauss. Valda tuvo que armonizar estas piezas para su conjunto de cuerdas y alternarlas con sus propias creaciones, las cuales poco a poco fueron ganando reconocimiento y preferencia.

Miguel Ángel Valda Paredes falleció el 27 de octubre de 1957, dejando un legado musical significativo en la historia de Bolivia. Su contribución como compositor y músico folklórico contribuyó a enriquecer el patrimonio cultural del país y a preservar la música tradicional boliviana.

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Alfredo Solíz Béjar
Director y Conductor
Pentagrama del Recuerdo.com