biografía

Luzmila carpio Sangueza

Músico y Compositor

 

Luzmila Carpio Sangueza

por Pentagrama del Recuerdo

Luzmila Carpio Sangüesa, reconocida como «El Ruiseñor del Altiplano», es una destacada cantante y embajadora del arte boliviano. Nació el 20 de diciembre de 1949 en el pueblo de Qala Qala, perteneciente al ayllu de los Chayantakas, ubicado en el norte del departamento de Potosí, en la República de Bolivia. Es hija de Rodolfo Carpio y Fermina Sangüesa.

Desde temprana edad, Luzmila, a quien su madre llamaba cariñosamente «Luzmilita», escuchaba el canto de las aves y las tonadas de los campesinos descendientes de la antigua civilización de Tiwanaku, una de las culturas más importantes de América. Debido a la influencia de sus raíces indígenas, Luzmila desarrolló un registro vocal agudo y natural que la caracteriza. Incluso en su infancia, compuso su primera tonada titulada «Moradita».

A finales de la década de 1950, Luzmila y una hermana mayor se trasladaron a la ciudad de Oruro para trabajar y continuar sus estudios. A los 14 años, ingresó tímidamente a los estudios de CP. 55 Radio Universidad, donde el profesor no vidente Ricardo Cortes y Cortes, director del programa «Rueca de Arte», le enseñó sus primeras canciones en español. Así comenzó su camino en el canto y su formación artística.

En 1969, Luzmila se presentó por primera vez en el Festival Lauro de la Canción, pero fue en 1970 cuando, tocando el charango y cantando tonadas del norte potosino, fue coronada como Ñusta del Festival. Este logro le permitió realizar su primera grabación, estableciendo un estilo único y alcanzando un gran éxito en su difusión.

En 1971, Luzmila Carpio fue coronada como Ñusta del Festival Nacional de la Canción Boliviana, celebrado en la ciudad de Oruro, considerada la Capital del Folklore de Bolivia. Tras el éxito obtenido, emprendió una extensa gira por las principales ciudades, centros mineros y pueblos del país.

El talento artístico y la dedicación de Luzmila la llevaron a escenarios de renombre internacional, donde su voz brilló en medio de ritos y ceremonias. A través de su música en lengua nativa, transmitió las costumbres y tradiciones de la milenaria cultura ancestral boliviana. Por su destacada labor, es considerada la más importante embajadora del arte boliviano.

Luzmila Carpio ha realizado una intensa actividad artística, especialmente en Europa, lo que la llevó a radicarse en Francia. Desde allí, ha proyectado sus conciertos en varias capitales de Europa y América. Además, ha estado vinculada a organizaciones como CIMADE y UNICEF, promoviendo ayuda social para recolectar fondos destinados a la adquisición de material de salud, educativo, agrícola, captación de agua potable y molinos de grano. Estas cooperaciones han sido de gran importancia para las comunidades del norte potosino.

Luzmila Carpio ha logrado transmitir las costumbres y vivencias de los indígenas a través de su extensa y diversa discografía. Sus obras no solo contienen mensajes de dignidad, esperanza y reflexión, sino que también han recibido numerosas distinciones y elogios de reconocidas personalidades del ámbito artístico y cultural.

Su música ha sido elogiada por su autenticidad y la forma en que honra las tradiciones culturales de Bolivia. A través de su canto, ha logrado preservar y difundir el patrimonio cultural de los pueblos indígenas, sirviendo como un enlace entre el pasado y el presente.

Luzmila Carpio ha dejado un impacto significativo en la escena musical boliviana y ha sido reconocida como una de las voces femeninas más destacadas del país. Su compromiso con la promoción de la cultura indígena y su incansable labor como embajadora del arte boliviano han dejado una huella duradera en el ámbito artístico y en las comunidades a las que ha llegado con su música.

A lo largo de los años, Luzmila ha llevado su arte a diferentes escenarios, compartiendo la riqueza de la música indígena boliviana con audiencias de todo el mundo. Su legado perdurará como un testimonio de la belleza y la importancia de la diversidad cultural, así como del poder del arte para trascender barreras y unir a las personas.

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Alfredo Solíz Béjar
Director y Conductor
Pentagrama del Recuerdo.com